domingo, 10 de abril de 2011

Lo que el tiempo nunca se llevó



Andamos como peces sofisticados por nuestro río personal de relaciones. Establecemos significantes para significados caducos de sentido, que son como monedas, están grises de tanto pasar de mano en mano. De nada sirve, nene.

Somos como las viejas estrellas que brillaban en el Hollywood de oro. Objetos de deseo, encarcelados en una pantalla gris. Collares de ruidosas perlas, guantes largos, labios rojos, sabor a laca y aroma a jengibre y vainilla.

El recuerdo de un tiempo pasado, la nostalgia por eso que ya no está, la esperanza de algo que siempre supimos con certeza que iba a ser para siempre, "ingenuas".
Dijimos ser estrellas de cine, y no éramos más que los protagonistas de un tragedia griega plagada de muertes ridículas
Inventamos finales felices, recreamos bodas que acabaron mal, elevamos el romanticismo a albores desconocidos. A renglones insospechados.
Fuimos las víctimas de un amor desequilibrado, de una historia desafortunada coronada por la autodestrucción.

Fuimos como dos divas, que en un intento de Aria final, acabamos muriendo por la misma causa. Solo había sitio para una. Por eso antes de que otra vez apretemos el botón que dispare las hormonas de la desesperación y suba la marea, antes de que las nubes nos hagan encontrarnos donde siempre. Antes de todo, hay que volver a englobar, en círculos rojos, los sueños que un día compartimos, todas esas veces que hicimos el amor.

Cuando me preguntan que fue de ti, les cuento siempre la leyenda, cuando hay leyenda se escribe sobre la leyenda, nunca sobre la historia. Pues los mitos son más fuertes que las constelaciones.

Y de repente suena en cualquier rincón de mi cabeza Your song, y mi corazón bombea sangre que cambia de color con cada acorde. Y tu mirada me inunda y caigo sobre ese escenario. Luz. Vuelve a mi esa época de esplendor, vuelvo a brillar con cárteles que inundan la ciudad, vuelven los vestidos, los martinis en hoteles con casino, las noches de estreno, la noche del estreno...donde todo empezó. Vuelve el esplendor de una época que nunca vivimos, o al menos en esta vida.

Dicen que la nostalgia es la enfermedad de los mayores, yo digo que no hace falta ser mayor para añorar el ayer, el pasado, cualquier página de libro, verso prolífico, lienzo de óleo o carne onírica en la que por un proceso desconocido nos quedamos atrapados eternamente.



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